REPARTO DE CHORCHOS

¡Queremos “chorchos”!

Es el grito festivo con el que se inician las fiestas en honor al Patrón  Santiago el Menor, que se celebra el primero de mayo.

La sabiduría popular enseña que para que cualquier cosa tenga futuro, hay que implicar a los niños. Desde que los “perabeños” tienen uso de razón, guardan un recuerdo entrañable. El último día lectivo anterior a la Romería de Santiago, un tambor (haciendo honor  al apodo de “tambolilleros” de los perabeños) recorría y sigue recorriendo las escuelas. Al repique del tambor, todos los niños, y muchos mayores, salen en tropel hacia el paseo, Plaza de Andalucía, donde les van a repartir los tradicionales “chorchos” (altramuces o saladitos) mientras corean ¡Queremos chorchos, queremos chorchos!, con lo que da comienzo a la fiesta en honor a Santiago el Menor, el Patrón de la localidad.

En su inicio, se piensa que el Hermano Mayor invitaba a vino a todos los asistentes y en aquellos años en que no había otra cosa, también invitaba a algo sólido y barato para acompañarlo.Actualmente, sólo se reparte chorchos a los niños,  y es el Ayuntamiento el que los lleva costeando durante al menos los últimos cincuenta años.

El sábado anterior al primero de mayo, se celebra una procesión festiva que intenta, cambiando el recorrido cada año, pasar por todas las calles de la localidad. Al Patrón lo acompañamos con trajes de gitana las mujeres y de corto los hombres, a caballo y a pié, cantando y bailando, y se termina con una verbena en la Plaza de Andalucía.

El día 1 de mayo, a las 10 de la mañana, sale la Romería desde la puerta de la Parroquia de la Asunción en la Plaza de Andalucía, para llevar a Santiago a su actual y nueva ermita en el Cerro de las Graveras. La imagen, una talla en madera policromada hecha en 1953 por D. Antonio Fernández Dorrego, se lleva en un furgón hasta el arroyo Valfrío, en la entrada del área recreativa de la Asociación Benéfico-Social, Cultural y Recreativa “Santiago el Menor, Patrón de Pedro Abad”, que en 1.995 compró los terrenos y en el 2.001 construyó la ermita del Patrón. Desde el arroyo, se lleva a hombros durante el último kilómetro y en la ermita se celebra la Misa en su honor, y en recuerdo del día en que Fernando III el Santo reconquistó la fortaleza de Algallarín en 1.236. Posteriormente y durante todo el día y parte de la noche se celebran los peroles de nuestra tierra, a la vez que casi todo el pueblo va pasando poco a poco por la ermita, en solitario o en pequeños grupos a saludar al Santo, cada uno a su manera, en silencio o cantando. Por la noche termina la fiesta con otra verbena, y la imagen queda en su ermita hasta la noche del primer sábado de agosto en que tras la Misa y la correspondiente fiesta se devuelve a su altar en la Parroquia de Nª Sª de la Asunción de Pedro Abad, a la espera del ¡Queremos chorchos! del año siguiente.