La parroquia de Nuestra Señora de la Asunción. Situada en la Plaza de Andalucía, más conocida como “el Paseo”. El origen del templo alcanza el primer cuarto del siglo XIV. Fue mandada construir por el obispo Fernando Gutiérrez de los Ríos. Conserva la planta de tres naves originaria, siendo estas separadas por arcos de medio punto. También conservan las naves los pilares originarios de forma rectangular en sus frentes mayores y medias columnas en los menores, labrados en piedra molinaza de la zona.
Con posterioridad el templo se arregló en el siglo XVI añadiéndose la capilla mayor con su bóveda gótica de terceletas y moldurado arco triunfal, algo apuntado. Durante el siglo XVIII y siendo obispo Caballero y Góngora, se realizan las bóvedas de aristas de las tres naves con yeserías de rococó tardío. A destacar la gran placa con rocallas, motivos vegetales e insignias de San Pedro que queda sobre el arco triunfal. También en el siglo XVIII se adosan a las naves laterales las capillas de planta rectangular cubiertas por bóvedas de medio cañón. Hacer mención, por su originalidad, a la capilla de la Virgen del Carmen adornada con culebreantes molduras típicas de la zona ribereña del Guadalquivir.
En la última reforma realizada en los años ochenta del siglo XX, aparecieron, bajo el templo, enterramientos existentes bajo las capillas laterales.
En el prebisterio, se encuentra la Pila Bautismal donde recibió el sacramento Santa Rafaela María.
A juzgar por la documentación aportada por José de la Torre y del Cerro existieron varios retablos en los siglos XVI y XVII. El Mayor fe dorado y pintando en la segunda mitad del siglo XVI por los maestros Francisco de Castillejo y Simón Moñiz. En los albores de la centuria siguiente, Pedro Martínez se afanaba en terminar otro retablo de dicho templo, y en 1619, Juan Bautista Botada y Lorenzo de la Cruz tenían a su cargo el retablo de Nuestra Señora del Rosario. El retablo mas antiguo, existente en la actualidad, es el de la capilla de las Ánimas, que debió erigirse en el siglo XIX. El resto de los altares son posteriores a la Guerra Civil. En el retablo central conviven elementos clásicos y barrocos, luciendo en el ático un relieve muy interesante de la Cruxifición. El Retablo Mayor está presidido por Nuestra Señora de la Asunción, flanqueado por las imágenes de Santa Catalina y San Pedro.
La fachada muestra los muros característicos de piedra molinaza, quedando entre los contrafuertes una hermosa portada del siglo XVI, con arco de medio punto entre pilastras cajeadas, con decoración que mezcla los motivos de tradición gótica con la renacentista. El arco arranca con unos adornos duros que recuerdan la época medieval.