Historia

Breve Reseña Histórica

Partido: primero, en campo de plata dos lobos de sable cebados de corderos sangrientos y fileteados, de siete aspas de oro en campo de gules (armas de Haro); segundo, jáqueles de oro y gules y dos fajas de sable, armas de Sotomayor; en mantel, de plata, sombrero de Abad de sable. Al timbre, corona de Marqués.

Aprobado Decreto 1652/1972, y de acuerdo con el informe de la Real Academia de la Historia de Córdoba.

HISTORIA

El término y extensión municipal de Pedro Abad goza de una situación geográfica estratégica. Configurado en el centro del Valle del Guadalquivir, y rodeado por un meandro de este río, que permitía en la antigüedad controlar el tránsito fluvial por las tierras circundantes, de un gran potencial agrícola. Además era un punto importante de intercambios comerciales y culturales. El término de Pedro Abad, formaba parte del municipio romano denominado SACILI MARTIALIUM. Esta antigua población estaba emplazada en el hoy llamado cortijo de Alcurrucén, siendo citada por Plinio (Naturalis Historia III, 10).

Sacili recibió el estatuto de municipio romano de derecho. El epíteto de Martialium hace referencia a Marte, dios de la guerra. Los territorios de Sacili limitaban con los del municipio de Epora (en la actualidad Montoro) y Solia (en el término municipal de El Guijo). La aparición de una soliensis, encontrada en el término municipal de El Guijo, señala la resolución judicial emitida para resolver una disputa de límites entre los tres municipios.

Entre los innumerables restos arqueológicos aparecidos resaltan los de cultos religiosos, representados en Sacili por dos hallazgos que nos confirman el arraigo de los estímulos culturales foráneos en los nuevos municipios de la Bética: una descripción dedicada a Júpiter Optimo Máximo, y otra al genio del municipio de Sacili Martialum, espíritu protector de la ciudad. Asimismo han sido hallados dos posibles retratos de Agrippina Minor, esposa de Claudio.

La actividad económica en sus inicios fue la agricultura, centrada en el cultivo de cereales. También hay constancia de la existencia de un OFFECTOR (tintorero) de Sacili, por lo que es de suponer que la artesanía textil debió de desarrollarse en esta población.

La Vía Augusta, principal vía pública de la Bética cruzaba el término municipal de Pedro Abad, procedente de Épora (Montoro), llegaba a Alcurrucén, pasando por los cortijos de Santa Ana y de Mudapelo, cruzaba el Guadalquivir y se dirigía a Villafranca de Córdoba.

El origen de Pedro Abad, tal y como lo conocemos hoy día, procede de la conquista, en época musulmana, de Córdoba por el Rey Fernando III. Cuenta Ramírez y de las Casas Deza, y aportadas por Osuna y Cabrera, en la trascripción de las copias de un manuscrito aparecido en la ermita del Santísimo Cristo de los Desamparados de Pedro Abad, que el monarca creó a finales del 1235, en el lugar que hoy ocupa la población, un campamento convertido después en hospital, donde se instaló para ofrecer auxilio espiritual el abad Pedro de Meneses, que traía consigo un crucificado. Los diversos hechos milagrosos atribuidos a esta imagen hicieron que Fernando III mandase construir una ermita y casas para los que quisieran habitar en dicho lugar, que estaban exentos de todo pecho o tributo.
La vinculación del abad Pedro de Meneses a la población es de una importancia vital. El Abad Pedro, de origen gallego, nació en Campobecerros, y siendo párroco en Santa María de la Mama es convencido para participar en la conquista del sur de la península, por lo que se traslada con una imagen de Cristo Crucificado, que poseía por herencia familiar; imagen que es venerada con el nombre de Santísimo Cristo de los Desamparados. Lo anteriormente expuesto y la existencia de una fuente en el lugar, que formaba parte de un camino bastante transitado en el siglo XIII, darían el nombre primitivo a la recién creada aldea: Fuente de Per Abad, según consta en un documento fechado en 1272, (se refiere a su iglesia, la cual pertenecía al arcedianato de Córdoba, mencionando el lugar como Fuente de Per Abad), donde aparece este topónimo.

En sus inicios la aldea se encontraba en la ruta principal por oriente del Valle del Guadalquivir y pertenecía a Algallarín, pronto, con motivo de la importancia que iba adquiriendo por los referidos milagros y hechos extraordinarios ocurridos, se le señalarían sus propios términos.

Hacia 1530 Pedro Abad contaba con 146 vecinos, siendo villa realenga del concejo de Córdoba durante la Baja Edad Media. Tan solo en una ocasión (1467), con motivo de la guerra civil entre el monarca Enrique IV y el infante Don Alfonso fue señorializada, durante un breve periodo de tiempo, perteneciendo a Diego II Fernández de Córdoba, I Conde de Cabra.

En el año 1564 Pedro Abad es incorporado al marquesado de El Carpio, quedando bajo jurisdicción señorial. Posteriormente se vende la población a Don Luis Méndez de Haro, ya que la hacienda real está con graves problemas económicos. Esta venta provocaría una fuerte oposición de los miembros del concejo de Córdoba. Mientras, la trayectoria demográfica va aumentando y en 1564 estaban censados 234 vecinos, y en el año 1591 la cifra era de 307 vecinos. Sin embargo la trayectoria ascendente se frustra en el periodo del siglo XVII debido a los brotes epidémicos.

En el año de 1571 viven en Pedro Abad cincuenta familias de cristianos nuevos deportados por Felipe II, con un total de 140 personas. La mayoría de estas familias proceden de las localidades almerienses de Sorbas y Lubrín, las cuales pertenecen al Marques de El Carpio.

La actividad económica de la época esta dominada por la agricultura. La mayoría de las tierras son secano y el cultivo principal el cereal (90 %); en este periodo el olivar sufre una fuerte expansión. Las aguas del Guadalquivir son aprovechadas para el riego de las huertas, que cubren las necesidades de la población y cultivos hortofrutícolas, sin desarrollar actividades comerciales.

En la religiosidad popular destaca las devociones locales y el movimiento cofrade, resaltando la imagen del Santísimo Cristo de los Desamparados, que despierta un fervor intenso, siendo objeto de una serie de rogativas para impetrar su protección en momentos difíciles debidos a epidemias y épocas de carencias.

La estratégica situación geográfica de Pedro Abad, cruzándolo el Camino Real de Madrid, a si como su cercanía a Córdoba capital, explican en parte, la significación política de la villa durante la época contemporánea. Numerosos viajeros extranjeros recogieron sus impresiones sobre la población, gracias a tan privilegiado emplazamiento, sobre todo a partir del primer cuarto del XIX, y los más audaces bandoleros ochocentistas tuvieron puestas sus miras en la comarca lindante.

La pronta enajenación de las propiedades pertenecientes a centros de beneficencia durante el liberalismo, entre ellas, las del hospital de la Caridad, significó un inicial desplome de la estructura asistencial, harto necesaria dada la polarizada estructura social. Debido quizás a esta situación, los postulados del obrerismo militante tuvieron en la localidad un campo abonado de expansión. Pedro Abad ha de considerarse, pues, como uno de los núcleos fundamentales de la agitación social provincial que emergió durante los primeros años del siglo XX. Así por ejemplo, el conocido activista Salvador Cordón y su compañera Isabel Hortensia, entre otros muchos propagandistas del periodo, tuvieron frecuente cita en la villa durante el agitado año de 1918.

Como núcleo aglutinador de los postulados sindicalistas podemos citar al Sindicato Obrero de Oficios y Profesiones Varias y una vez suspendido éste, como responsable de “delito social”, a la Sociedad Nueva Aurora.

La opción de integración y hermanamiento sociales auspiciada doctrinalmente por el Círculo Católico de Obreros apenas pudo contrarrestar significativamente el peso emergente del sindicalismo, fundado el 1 de mayo de 1876, no logrará pervivir ni siquiera una década.

El arraigo de las opciones políticas socialistas fue tardío, hasta 1920 no se constituye la primera agrupación socialista. Durante el periodo de la Guerra Civil se conoció el inmediato triunfo de las fuerzas nacionales durante los primeros días de la sedición militar, si bien, ya, el 21 de julio de 1936 Pedro Abad es ocupado por los republicanos. Durante los meses siguientes se sucedieron las escaramuzas y las represalias por uno y otro bando, hasta que el 22 de diciembre de 1936 la columna nacional dirigida por Luis Redondo logró tomar la villa en hábil táctica envolvente de las tropas republicanas acantonadas en El Carpio.